martes, 29 de enero de 2008

La verdad es una tierra sin caminos

Al enfocarnos en dirección a un objetivo trazamos una hoja de ruta hacia nuestros deseos, es nuestro plan para alcanzar lo que de verdad queremos, lo que nos motiva; aquello por lo que nos merece la pena vivir y por tanto, aquello por lo que nos puede merecer la pena trabajar o hacer cualquier cosa dentro de ese campo total de actuación que llamamos vida. Dividir esa vida en parcelas y otorgar más importancia a unas que a otras nos conduce a una pérdida de valor y nos aleja de dotar a nuestra existencia de una razón de ser. La atención nos ayuda a mantener una vida sin parcelas, lo que supone el máximo aprovechamiento de nuestra energía interna. En el campo de la psicología se conoce perfectamente la relación que hay entre motivación y atención. De hecho la primera es un elemento que potencia la segunda. La motivación nos ayuda a ser eficaces, esto debería ser casi de perogrullo para todo ser humano; pero muchas veces la propia inseguridad en nuestras posibilidades nos lleva justo a donde nos cuesta más tiempo llegar. Solemos ignorar el camino más fácil y simple. Si analizamos este hecho podemos concluir que la educación juega un papel fundamental en nuestra vida sólo si es una educación consciente y orientada a que seamos nosotros mismos. Nuestra sociedad da importancia a la educación pero los enfoques siguen sin funcionar. La realidad es que hay muchos grupos sociales interesados en el que las cosas no funcionen; grandes grupos empresariales, partidos políticos, nacionalistas en un mundo que pide más universalidad, religiosos dogmáticos... y otros transmisores de la intolerancia en general. Son los portadores del miedo, que defienden sus parcelas con uñas y dientes; cuanto más miedo tienen más lo transmiten a los demás. El verdadero valor es el respeto a lo ajeno, suprimir el ego para ser más nosotros que nunca; ese es el paradigma para un nuevo mundo. La cooperación. Muchos se han dado cuenta y por eso el tercer sector (especialmente ONG's) se ha desarrollado de forma espectacular. Pero la miseria y la desigualdad es tan enorme que todo esfuerzo sigue resultando insuficiente, sobre todo cuando la situación es propiciada por la implantación de los sistemas y mecanismos con que el miedo actúa. Pilar Jericó ha escrito un excelente libro sobre el tema y Krishnamurti profundizó tal vez más que nadie en este asunto. Organizar el tiempo en función de objetivos, nuestros objetivos no los de otros, es una forma de reordenar la vida en que nos movemos. Una orientación en un mundo que nos invita al desorden. Cuando queremos conocer algo le prestamos toda nuestra atención, por tanto si queremos conocernos a nosotros mismos el camino es prestarnos toda nuestra atención, lo que hacemos observando nuestras respuestas emocionales, nuestras formas de pensar, de actuar, de relacionarnos... Es un buen comienzo para saber qué queremos, pues incluso esto debemos replantearnos en la mayoría de las ocasiones. Por lo menos, los que nos planteamos algo, que no somos todos. El otro día alguien me preguntó por qué era necesario plantearse estas cosas. Creo que ya lo sabía pero quería simplemente conocer mi respuesta. Lo importante es la respuesta personal, es la única que puede valernos; no se puede esperar que nos la den ya hecha, enlatada y lista para su consumo. Sin embargo es lo que históricamente hemos tenido en el mundo aunque hoy, gracias a las tecnologías e la información, las reglas del juego social estan cambiando, sólo falta que nosotros sepamos estar a la altura de las circunstancias. Como decía ese sabio anglo-hindú que fue Krishnamurti, no hay caminos que conduzcan a la verdad y en eso reside su belleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario, para mantener la información plural y actualizada