martes, 29 de enero de 2008

Autoconocimiento y dirección de empresas

Cuando ponemos la atención en nosotros mismos (en nuestros pensamientos y respuestas vitales, en nuestras emociones...) trabajamos el autoconocimiento; así somos conscientes de nuestra actividad y de qué hacemos con ella; los por qué funbdamentales que nos guían. Cuando atendemos a objetivos que nos motivan y los incorporamos a nuestra actividad diaria; estamos trabajando el autoconocimiento a través de nuestra manera particular enfrentar los problemas, que es vivir básicamente. Decía mi amigo el Yogui y escritor Ramiro Calle, que la vida es una sucesión de crisis. Esto implica que la relación que mantenemos con el mundo nos brinda extraordinarias posibilidades de autoconocimiento porque éste es nuestro sistema de referencia. Si además sabemos a dónde nos dirigimos y tenemos un plan para llegar allí tanto mejor. Los objetivos dan la motivación y la energía; la emoción que lleva al logro; de ahí que sea tan importante contar con unos objetivos adecuados en la vida. Un directivo necesita del autoconocimiento para orientarse a sus objetivos intentando eludir el lastre de sus propias limitaciones: complejos, miedos, prejuicios... Esos factores que nos limitan y condicionan en nuestro comportamiento y forma de proceder. Tener por tanto los objetivos claros y estar motivado por los mismos es la regla de oro. Por supuesto nadie se motiva por unos objetivos que no le interesan. Es importante por tanto que las empresas aprendan a interesar a las personas y que puedan compartir objetivos con ellas; lo que además es un excelente mecanismo para trabajar con la reputación coorporativa. Porque toda empresa, sólo por existir, cumple una labor social fundamental. Por ello el comportamiento socialmente responsable y la aproximación del mismo a los trabajadores de una organización, convirtiéndoles en protagonistas del mismo, es un mecanismo conciliador de intereses y objetivos. Es establecer unos sólidos cimientos respecto a lo que debe ser la razón de ser de una empresa. Si la única es el dinero mal vamos. Empresas así no interesan a la sociedad, no motivan, son el pasado arcaico que se resiste a desprenderse de nuestra civilización. Las personas se interesan cada día más por los asuntos sociales y medio-ambientales. Internet es al respecto una herramienta de poder y el individuo empieza a transformarse cada vez más en un "stakeholder", por sí mismo. Es una idea poco desarrollada hoy en día pero lo suficientemente interesante como para potenciar su empleo en las empresas. El rendimiento de una persona que no cree en lo que hace es lógicamente menor que el de alguien que actúa con seguridad, pasión y convencimiento. La mayoría de las ocasiones los problemas están sólo en nosotros mismos y no en nuestro entorno o en otras personas. El autoconocimiento también tiene que ver como resulta lógico con conocer la imagen propia, y no me refiero a la imagen que tenemos de nosotros normalmente que no es más que un reflejo proyectado por nuestro subconsciente; sino a la que nos llega cuando nos esforzarnos en enfocar hacia nosotros esa atención total de la que hablábamos. Se trata de percibirnos sin más y de observar nuestras reacciones sin que en el momento de la percepción intervenga nuestro pensamiento, ya vendrá después de que hayamos percibido con atención. Nada de diálogos interiores como: soy guapo o feo, egoísta o generoso, tal o cual cosa; tan sólo observarse para obtener lo que la psicóloga Alexa Mohl denomina como la percepción sensorial concreta.

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